Argentina eliminó figura del travestismo desatando rechazo por parte de la comunidad LGBTI
Estadísticas señalan que en Argentina el promedio de vida de este colectivo oscila entre los 35 y 40 años de edad.

Foto: Pixabay.
Uno de los crímenes más sonados del país fue el asesinato de la activista trans, Diana Sacayán
El mes es que se cumplen cinco años de la activista LGBTI Diana Sacayán, la justicia de Argentina decidió no considerar la figura del travesticidio en el caso. La caracterización del asesinato al momento de la condena fue una sentencia histórica en la nación latinoamericana por ser la primera en reconocer el agravante de odio a la identidad de género.
Gabriel David Marino fue sentenciado a prisión perpetua por el delito de homicidio calificado fundamentado en el odio a la identidad de género y por violencia de género. Sin embargo, en la revisión del caso, la Cámara Nacional de Casación, estimó que las pruebas eran insuficientes para alegar crimen de odio por identidad de género, y fue simplemente considerado como feminicidio, manteniendo la cadena perpetua para el victimario.
De esa forma se pudo poner en evidencia que la justicia argentina no reconoce los derechos de la población transexual y, en muchos casos, no aboga por el respeto a la identidad de género, incidiendo en que no existan mayores datos oficiales que muestren cifras precisas sobre la violencia hacia este colectivo, miembro de la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (LGBTI).
“No nos enfrentamos a la conducta individual de un sujeto transfóbico o transodiante, sino a un entramado social complejo que coloca a las travestis en una posición de particular vulnerabilidad frente a la violencia letal”, argumentó en aquel entonces de la muerte de Sacayán, el Ministerio Público, después que se presentarán dos recursos extraordinarios por parte de la acusación y el ente público, en un intento por apelar la decisión de la Corte Suprema.
Activistas LGBTI en Argentina enfatizan que la estigmatización de la justicia argentina sobre la población travesti, data de tiempo atrás, responsabilizando en gran medida a los medios de comunicación, pues alegan que fomentan la construcción de un imaginario escasamente positivo y distante de lo que realmente sucede con esta población.
Estadísticas señalan que en Argentina el promedio de vida de este colectivo oscila entre los 35 y 40 años de edad, esto apoyado en la impunidad de los crímenes cometidos contra dicho grupo social a lo largo de los años.
La estigmatización de la Justicia acerca de la población travesti y trans es histórica, como destaca Say. “Los medios de comunicación están para comprobar, y son los mismos estigmas que la Justicia reproduce”, afirma Say, sobre la construcción de un imaginario negativo y distante de la realidad concreta. En Argentina, el promedio de vida de este grupo social es de 35 a 40 años, reforzado por la impunidad de los crímenes cometidos contra la comunidad.