Edurne Pasaban: Una mujer que escaló récords históricos
Llevó una vida de aventura extrema, y ahora se dedica a compartir experiencias vividas con otras personas

Foto de EFE
EnEspañol24.com.- Edurne Pasaban es una alpinista de élite que nació el primero de agosto de 1973, en Tolosa, Guipúzcoa, España. Será recordada como la primera mujer que ascendió los 14 ochomiles del planeta, la primera vez en el Everest, el 23 de mayo de 2021 y la última el 17 de mayo de 2010, en el Shisha Pangma.
Desde sus 14 años inició en la escalada, en ese momento en rocas, después fue aumentando el grado de dificultad con ascensiones de mayor grado durante sus vacaciones en los Pirineos y en la cordillera de los Andes. Dos años más tarde viajó por primera vez a los Alpes, donde ascendió el Mont Blanc (4.810 metros), siendo la montaña más alta de toda la Unión Europea (UE).
Posteriormente, en 1990, se trasladó a Ecuador llegando a la cumbre del volcán Chimborazo, de 6.310 metros, la montaña más alta del territorio ecuatoriano, cuando llegó a la cumbre estuvo en el punto más alejado del centro de la Tierra.
En 1998 pisó por primera vez el Himalaya, donde intentó acumular su primer ochomil, pero tuvo que desistir en esa oportunidad, a tan sólo 272 metros de la cima, debido a la gran cantidad de nieve acumulada.
Siendo una mujer arriesgada y con una vida al límite, intentó alcanzar en 1999 y 2000 la cima del Everest, de 8.848 metros, pero sin oxígeno suplementario y en ambas ocasiones tuvo que desistir al no tener las condiciones meteorológicas adecuadas. Sin embargo, no se dio por vencida y en 2001, con la ayuda de oxígeno artificial emprendió hacia la cima del Everest, logrando su cometido y posicionándose como la tercera mujer española en alcanzar la cumbre del Everest, consiguiendo, además, su primer ochomil.
Edurne Pasaban no solo es recordada por llegar a la cima del Everest, sino por ser la primera mujer en ascender los 14 ochomiles de la Tierra, récord que alcanzó nueve años después de superar el Everest, en 2001, hasta el Shisha Pagma en mayo de 2010, convirtiéndose en una de las deportistas más admiradas del alpinismo y montañismo a nivel internacional.
La historia de Pasaban va más allá de sus hazañas y reconocimientos deportivos, se trata de tener la fortaleza de enfrentar los miedos y dudas que se pueden presentar a cualquier etapa de la vida, incluso, ella misma expone que “al final, he escrito yo cada página de mi propia vida, creo que eso es lo más grande que le puede suceder a una persona”.
Vida después del alpinismo
Después de Edurne alcanzar los 14 ochomiles se dedicó a ofrecer conferencias y a crear una empresa de viajes, y sus escaladas a las montañas comenzaron a disminuir. Continuó viajando por el Himalaya, aunque en menor frecuencia.
En la actualidad se dedica a la impartición de conferencias sobre superación personal en la escuela de negocios ESADE, en Barcelona, España, y se prepara para convertirse en entrenadora personal. En 2018 publicó su libro “Objetivo, Confianza”, título que se centra en el coaching y sus experiencias tras la ascensión al Everest.
Pasaban y en sintonía con la lucha por la igualdad
Además de aconsejar que para ser alpinista se debe tener una cierta edad, aboga por una mayor inclusión del sexo femenino en el mundo del montañismo, pues la misma sociedad, en ocasiones, pone limitaciones a las mujeres haciendo que se torne cuesta arriba la participación de estas en el alpinismo.
“En una mujer también hay muchas limitaciones, no solo físicas. Nuestra sociedad, a partir de unas edades, parece que nos pide que tengamos que ser mujeres, casarnos y tener hijos. Estas cosas culturales hacen que no haya tantas referencias. El alpinismo es minoritario y es difícil ir a una expedición. La igualdad tiene que venir”, destacó durante su participación en la Semana Internacional de Montaña de Gijón.
Puso como ejemplo el caso de una pareja que, en los años 70, viajaban juntos y tenían hijos a los cuales dejaban solos en casa, pero para “su entorno ella era una mala madre, su marido estaba allí y nadie le decía que fuera un mal padre”.